Parvati una vez donó Shiva a los Hijos de Brahma siguiendo el consejo de Narad.
Esto sucedió cuando su segundo hijo, Ashokasundari, se fue de casa (Kailasha) para meditar.
Esta es la historia: cuando nació Kartikeya, su primer hijo, fue entregado a las Kritikas (algunas mujeres del lugar de Kritika). Esto se hizo porque Shiva creía que al crecer en ese lugar, absorbería habilidades que le ayudarían en la guerra más adelante. Después de llegar a Kailasha, inmediatamente se fue a entrenar para luchar contra Tarakasura, uno de los demonios más fuertes de la mitología hindú. Poco después de matarlo, fue enviado a otro reino para su protección. Entonces Parvati no tuvo muchas oportunidades de disfrutar la compañía de su hijo.
Cosas similares sucedieron con Ashokasundari. Al poco tiempo se sintió motivada para ir a meditar.
Entonces Parvati estaba muy molesta porque su familia nunca estaba junta. Menavati, su madre, le dice que para solucionar esto, el propio Shiva debería pasar más tiempo en casa. Así que ahora el problema era cómo hacer que esto sucediera.
¡Narad al rescate! Él le dice a Parvati que cuando Sachi, la esposa de Indra, tenía un problema similar, donó a Indra a Narad. Pero Narad le devolvió a Indra porque no veía ninguna ventaja en quedarse con él. Desde entonces, Indra solía pasar la mayor parte del tiempo en casa. Entonces, tanto Menavati como Narad convencen a Parvati para que adopte un método similar. Narad le dice a Parvati que podría donar Shiv a los 4 hijos de Brahma: Sanaka, Sanatana, Sanandana y Sanatkumara.
(Hijos de Brahma llevándose a Shiv con ellos)
La donación realmente sucedió, pero contrariamente a sus expectativas, los hijos de Brahma no devolvieron a Shiv (¿Quién lo haría, eh?).
Luego hubo un alboroto masivo en todas partes porque Shiva ya no se ocupaba de los asuntos mundanos: ahora era una "propiedad" de los hijos de Brahma y tenía que obedecer sus órdenes. Entonces Parvati asume la forma de una anciana y trata de mostrarles cómo el mundo quedaría devastado si Shiva no fuera liberado. Se convencieron y soltaron a Shiva.
Créditos: A la publicación original de Shikhar Agarval
