La historia de Naga Ashwasena de Karna es una de las pocas historias fascinantes del Mahabharata sobre los principios de Karna. Este incidente tuvo lugar el decimoséptimo día de la guerra de Kurukshetra.

Arjuna había matado al hijo de Karna, Vrishasena, para que Karna experimentara el dolor que él mismo había soportado cuando Abhimanyu fue brutalmente ejecutado. Pero Karna se negó a llorar la muerte de su hijo y continuó luchando contra Arjuna para cumplir su palabra y cumplir el destino de Duryodhana.

Finalmente, cuando Karna y Arjuna se encontraron cara a cara, una serpiente llamada Naga Ashwasena entró en secreto en la aljaba de Karna. Esta serpiente era aquella cuya madre fue quemada implacablemente cuando Arjuna prendió fuego a Khandava-prastha. Ashwasena, estando en el vientre de su madre en ese momento, pudo salvarse de ser carbonizado. Destinado a vengar la muerte de su madre matando a Arjuna, se transformó en una flecha y esperó su turno. Karna, sin saberlo, liberó a Naga Ashwasena en Arjuna. Al darse cuenta de que no se trataba de una flecha ordinaria, el Señor Krishna, el auriga de Arjuna, en su intento por salvar la vida de Arjuna, hundió la rueda de su carro en el suelo presionando sus pies contra el suelo. Esto hizo que el Naga, que avanzaba rápidamente como un rayo, no alcanzara su objetivo y golpeara la corona de Arjuna, provocando que cayera al suelo.
Desanimado, Naga Ashwasena regresó a Karna y le pidió que lo disparara hacia Arjuna una vez más, esta vez prometiendo que definitivamente no fallaría su objetivo. Después de escuchar las palabras de Ashwasena, esto es lo que le dijo el poderoso AngaRaj:

“Está por debajo de mi estatura como guerrero disparar la misma flecha dos veces. Encuentra otra forma de vengar la muerte de tu familia.
Entristecido por las palabras de Karna, Ashwasena trató de matar a Arjuna por su cuenta pero fracasó miserablemente. Arjuna pudo acabar con él de un solo golpe.
Quién sabe qué habría pasado si Karna hubiera liberado a Ashwasena por segunda vez. Incluso podría haber matado a Arjuna o al menos lo habría lastimado. Pero mantuvo sus principios y no aprovechó la oportunidad que se le presentó. Tal era el carácter de AngaRaj. Era el hombre de sus palabras y el epítome de la moralidad. Era el guerrero supremo.

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